lunes, 11 de enero de 2010

VIDA ACCIDENTAL


Así como existe la muerte accidental, ¿existirá la vida accidental?

Hay veces en que creo que el transcurrir de los días y los eventos asociados a eso, van generando condiciones tan varibles, que siento que efectivamente la vida es un conjunto de accidentes que se suceden unos a otros, sin cesar.

Afortunadamente, estos imponderables tiene diversos impactos y signos en la vida de uno, para que sea más fácil de llevar. Puede ir desde encontrar al amor con mayúsculas en la escalera de la oficina, hasta darte cuenta de la imperiosa necesidad de cambiar el auto porque ya falleció y no tener plata para hacerlo.

Lo que puedo concluir es que habiendo vivido los últimos años regida por una planificación rigurosa y estructurada, en donde las eventualidades no tenían lugar, en que se planeaba desde el sexo al menú de la semana, los momentos de felicidad eran los eventuales. De qué sirvieron las planillas de excel en que comparaba colegios para elegir el mejor para mis hijos en rendimiento e idiomas, si resultó que eran tan infelices que era mejor un colegio en que les permitieran sólo ser niños.

De qué sirvió tener regalados a los gatitos de la Lulú antes de nacer, si cuando miré lo vulnerable que era la Milú, no pude hacer otra cosa que quedarme con los 4 gatos.

De qué sirvió decidir construir planillas excel para planificar los gastos a 2 años antes de separarme, si bastó una decisión del alma para borrar de un plumazo cualquier cálculo matemático.

De qué sirvió no vivir grandes penas si tampoco viví grandes alegrías.

Definitivamente, optar por vivir una vida accidental y no planificada, es un dulce azar diario, pero no me arrepiento de nada de lo obrado, sentido ni pensado. Sólo espero que los accidentes buenos sean menos que los malos, para que el balance siga siendo positivo como hasta ahora.