viernes, 8 de febrero de 2013

Quiero, quiero, quiero

Si hay algo que agradezco a la vida, es enseñarme el valor de las amigas como soporte para avanzar en las turbulencias del devenir diario y en el trascendente.
Como resultado de mis últimas conversaciones respecto del estado actual de las mujeres cuarentonas separadas, he podido concluir lo siguiente:
Hasta los 30 años (en mis tiempos, hoy el plazo es mayor), caminamos con el vestido de novias en la cartera, esperando encontrar a aquel con quien construir un futuro que incluye la tradicional casa propia, los hijos, los colegios con toda su dinámica familiar, etc. ¿Pero qué pasa cuando llegamos a los 40? ¿lo logrado es lo que realmente queríamos? Cuando la respuesta es No, se nos viene el proyecto entero al suelo, con las consiguientes visitas a psicólogos o psiquiatras que nos permitan mantener cierta estabilidad.
Bueno, no tengo claro si es lo que hemos vivido todas, pero fue lo que me pasó a mí. 
Hoy, con 48 años, miro hacia atrás y veo que mi proyecto no se cayó en realidad, cumplí con todo lo esperado y con creces. Formé una familia hermosa y aun cuando el matrimonio haya terminado, mi ex sigue siendo una de las personas que más quiero, es un hermano para quien siempre estaré disponible y quien estará siempre disponible para mí. 
Por lo mismo, hoy no aspiro a formar una familia nueva, no quiero a alguien que me ayude a arreglar enchufes, ni a ver cómo pagamos las cuentas, que vaya al supermercado o vaya conmigo a la feria. Ni siquiera aspiro a que mis hijos o mis padres acepten a ese alguien.

Lo que quiero quiero quiero es un compañero para disfrutar la vida, amarnos absolutamente, perder la respiración haciendo el amor cada vez que podamos, salir a pasear de la mano, que prefiera mi compañía a otra cualquiera, conversar la noche entera de política, literatura, música. ¿Será mucho pedir?. 

Aunque sea mucho pedir, no aceptaré menos que eso. Por lo mismo, decreto que a partir de ahora, me prepararé para ese amor. No importa si no llega. Dejo atrás todas mis ataduras físicas, mentales, emocionales, y lo que más me costará, mis amores pasados.